Los quistes pueden desarrollarse en cualquier parte del cuerpo. En el pie, generalmente se desarrollan debajo de la piel; sin embargo, también pueden emerger más profundamente en los huesos, las articulaciones o los ligamentos. Los quistes están llenos de líquido y pueden causar dolor e incomodidad, especialmente si están ubicados en un área susceptible a la presión del calzado o lesionan un nervio. Los quistes pueden desarrollarse a partir de algo tan simple como un calzado inadecuado; también pueden resultar de lesiones en los pies.

Hay varios tipos de quistes que pueden afectar los pies. Uno de los más comunes son los quistes ganglionares que se forman en un tendón o una articulación. Estos quistes están llenos de un líquido gelatinoso y forman un nudo o masa debajo de la piel cuyo tamaño puede variar con el tiempo. Los quistes sinoviales también se forman en tendones o articulaciones. Los médicos pueden usar pruebas de diagnóstico como radiografías, tomografías computarizadas, ultrasonidos y resonancias magnéticas para ver y diagnosticar quistes.

Los quistes en los pies se pueden tratar con aparatos ortopédicos que alivian la presión. Los médicos pueden monitorear los quistes a lo largo del tiempo para detectar cambios en el tamaño o la composición; también pueden extraer líquido de un quiste. A veces, después de extraer líquido, el tratamiento puede incluir una inyección de esteroides en el quiste. No es raro que los quistes regresen.