Una lesión en la piel es una variación en la superficie de la piel, donde el área afectada tiene un color o textura diferente a la piel circundante. Las lesiones cutáneas pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluidas las piernas y los pies, y pueden estar presentes al nacer o desarrollarse con el tiempo debido a afecciones como acné, lesiones, enfermedades, envejecimiento, daño solar, alergias y cáncer. Las lesiones cutáneas pueden ser pequeñas o grandes y pueden variar en número. Algunos ejemplos de lesiones cutáneas comunes son las pecas, los lunares, las verrugas, las marcas de nacimiento, el acné, las erupciones y los forúnculos.

Aunque la mayoría de las lesiones cutáneas son benignas, se debe observar cualquier cambio o diferencia en el tono o la textura de la piel, ya que los cambios pueden indicar que una lesión cutánea inofensiva se ha vuelto maligna. Los diabéticos y aquellos que sufren de sistemas inmunológicos debilitados pueden tener lesiones en la piel como resultado de la enfermedad. Las áreas expuestas al sol, como la parte superior de los pies, pueden ser sitios donde se desarrollan lesiones cutáneas cancerosas, como el melanoma maligno y la queratosis actínica. Las personas con SIDA o VIH positivo pueden tener lesiones de sarcoma de Kaposi que aparecen en las plantas de los pies. Estas lesiones cutáneas cancerosas son de color púrpura, de forma irregular y se extienden por la superficie de la piel.

Si tiene una lesión en la piel que ha cambiado de tamaño, forma o color, asegúrese de que un profesional médico la revise de inmediato. Un podólogo puede ayudarlo con las lesiones de la piel en los pies y las piernas. Las lesiones cutáneas sospechosas o malignas deben ser extirpadas por un médico.