Al final de un largo día, especialmente uno en el que hay que estar de pie y caminar mucho, no es raro que los pies se sientan cansados, doloridos y ardiendo. Esta condición de pies quemados puede volverse más común después de los 50 años. Sin embargo, si los pies quemados se convierten en una experiencia crónica y recurrente, puede indicar un problema de salud subyacente grave, como diabetes, disfunción tiroidea o problemas nerviosos. Debido a esto, es importante ponerse en contacto con un podólogo si el ardor en los pies persiste o se convierte en algo habitual. Los pies ardientes también pueden ser el resultado de la obesidad o el abuso del alcohol.

Para ayudar con los pies quemados, use calzado de apoyo que le quede bien y que sea de un material transpirable, junto con calcetines de algodón; las inserciones acolchadas también pueden proporcionar más comodidad al estar de pie. Las ortesis personalizadas pueden corregir los desequilibrios de los pies que pueden provocar la sensación de ardor en los pies. Descanse los pies de vez en cuando cuando esté de pie durante largos períodos. Los baños de pies pueden aliviar los pies calientes y sudorosos.